En el partido entre Costa Rica y Panamá, un momento clave ocurrió cuando Manfred Ugalde, quien normalmente es uno de los principales ejecutores de penales, decidió no tomar la responsabilidad en un penalti temprano. En lugar de eso, le cedió el balón al joven Warren Madrigal, quien, a pesar de su valentía, falló la oportunidad de poner a Costa Rica al frente.
El gesto de Ugalde demostró no tener liderazgo para tomar responsabilidades y ser él tirador del penal.
Este incidente no solo dejó una sensación de incertidumbre sobre la elección del ejecutante, sino que también subrayó la presión que enfrentan los jugadores jóvenes en situaciones de alta exigencia internacional. Aunque el fallo no fue el único factor en la derrota, marcó un momento decisivo en un partido que terminó siendo complicado para Costa Rica.